miércoles, 9 de enero de 2013

The Money Pit


Esta es la historia de un joven, un alma atormentada por la vida a quien, para preservar su identidad, vamos a catalogarlo en la especie animal "Marcelo Rivera".

Por este nombre genérico hemos de llamarlo.




Nuestra historia comienza con este joven. Un joven del barrio de Flores, para ser más precisos, y se desarrolla mientras está a punto de perder su casa en manos de la humedad, el moho y la civilización erigida en el update de hace 3 años atrás.




(Yo escribo estas mierdas. OBVIO que me acuerdo).


El contexto del relato se da en una época donde el niño, porque al igual que el universo, nos odia, decide enfermarse gravemente y es internado en terapia por un buen tiempo.
Pensé en escribir un update sobre la experiencia, pero lamentablemente, ustedes tienen el sentido del humor de una F-100.

Es así como al emprender el regreso, damos cuenta que no podemos vivir más en esas condiciones y aprovechando el ultimo semestre del contrato de alquiler, nos emprendemos en la aventura de encontrar un lugar ligeramente menos lleno judíos ortodoxos que se junten a cantar sus encantamientos espeluznantes en las esquinas, como si fuera un Director’s cut de una versión de dudoso gusto de The Hobbit. También intentaríamos deshacernos de  bolivianos de vecinos y transeúntes, basura en la vereda, basura en el hall, basura en la terraza, basura en la puerta del departamento, vecinos con 79 mascotas salvajes sin esterilizar y quizás, un poco de basura, que puede ser moderadamente molesta a veces.



Esto me recuerda que nunca conté la historia de como terminamos con un vecino gritándonos mientras nos ponía un revolver en la cabeza. Siempre digo que voy a escribirlo “la próxima” y siempre me olvido.
Bueno, la próxima.
 


Para ser justos, no recorrimos tantos lugares como la última vez. Probablemente porque los precios de los alquileres eran tan hilarantes como cerrar la puerta de golpe sin haber pasado la segunda teta por el marco.

De esa manera, encontramos un adorable sucucho (por tamaño, no por estado) a un precio que era una verdadera patada en las muelas, pero con la funcionalidad de estar justo enfrente al colegio del niño.
Solo quedaba llorarle la carta a la propietaria para que nos dejara desamarrarnos al contrato de alquiler infame al que todavía estábamos suscriptos.
Solo tomo una visita al departamento para que nos dijera "Si, váyanse. Ya."

Con esta luz verde, Marcelo va a ver esta obra maestra arquitectónica de los circos para pulgas en donde queríamos mudarnos. Al regresar, me hace un tour virtual. 


-          "Ves la cocina? bueno, allá esta toda nuevita, es como esta."
-          "Buenísimo!"
-          "Con el lavadero incluido"
-          "Oh"
-          "Ves el living? bueno, es igual"
-          "Bueno, bien ahí!"
-          "Menos el comedor"
-          "Oh"
-          "Y el placard que tenes de más acá"
-          "..."
-          "Ves el cuarto del nene?"
-          "Si..."
-          "Bueno, ponele que ponemos la cama... así, ves? La tele la colgamos de una pared."
-          "Bien"
-          "Ya está. Ese es el cuarto"
-          "Ah"
-          "Ves el baño?"
-          "Si..."
-          "Bueno, es como este. Excepto que es la mitad. Pero sin humedad"
-          "Bien."
-          "Ves el cuarto nuestro? Veni."
-          "A ver..."
-          "Bueno, la cama entra joya. Tendríamos que deshacernos de las mesas de luz porque no entra ninguna. Y ver que hacemos con el mueblecito de la tele."
-          "Ah"
-          "Y la tele"
-          "Veo"
-          "El balcón, por otro lado, es como este, excepto que 1/4 de este y sin protección. Pero da a un espacio abierto"
-          "Aha"
-          "A pulmón de manzana"
-          "Y bueno, por ultimo, ves este cuarto donde tenemos el resto de nuestras cosas?"
-          "Si"
-          "No existe"

 
Por la cantidad de apenas, MIL pesos más, podíamos tener esta mansión para nosotros tres, tres gatos, una perra grande, dos peces y tres caracoles. Que más se podía pedir?!


Probablemente, que no lo alquilara la gente que llegó inmediatamente antes que Marcelo "a último momento voy" Rivera.
Así que estábamos a Jueves, sin prospecto donde mudarnos y en dos semanas íbamos a estar oficialmente, sin techo.

Albricias!


Navegando la web, encuentro mediante la misma inmobiliaria un piso que parecía sacado de una revista de decoración a un precio ridículamente bajo.
Más caro que el anterior, pero muy bajo para lo que era. Encima incluía servicios, expensas e impuestos. No podía ser. Tenía que ir a ver como se veía ese lugar SIN Photoshop si es que ninguna persona con dos dedos de frente ya le había hecho el dulce dulce amor con un depósito en garantía.

Afortunadamente, estaba recién publicada, así que ese mismo día pude ir a verlo y fue la primera vez que sentí un cosquilleo en mis partes pudendas (o sea, en la concha, gente) gracias al placer visual que me provocaba todo.
Ustedes recuerden la cara de delincuente violador serial de gallinas que tiene mi marido. Esto era como ver un unicornio para mis corneas.


Lo tenía todo. Pero necesitaba la mirada experta de un hombre para avalar que no todo fuera una cortina de humo y espejos -si, traduje "smoke and mirrors", ya me acostumbre a tener un público berreta-. Algo que irónicamente, es. Hay espejos de pared a techo por todos lados.
Humo también. Pero para eso van a tener que seguir leyendo.

(Ven? así los engancho. Yo soy como la droga. Por eso sus padres les decían desde pequeños de no juntarse conmigo. Es por eso que nunca tuve amigos, que nadie me quería y me sentaba sola en el fondo. Nada más.)

(...)

(DEJENME TRANQUILA, FORROS!)




Quien se apersona al otro día? Si, nuestro hombre del año, el Sr. Rivera.
Luego de la inspección técnica de cinco minutos y los saltitos de colegiala, decidimos cerrar el trato reservando al otro día a primera hora.
Era increible. Teníamos cuartos grandes, muchos placares, baño a nuevo, un living insanamente grande, dos balcones, una cocina comedor sacada de una revista, lavadero, otro baño y encima, ascensor. Algo que no veíamos desde hacía años!
Lo mejor de todo: piso único. SIN VECINOS!!! y la decoración, la luminaria... todo!!! todo bien puto.
Quizás porque los ex dueños eran una pareja de putos decoradores de interiores. Literalmente. Por eso amo los putos hombres. Son infinitamente más útiles que los heterosexuales de cualquier especie.


LA INMOBILIARIA

La gran mayoría tiene el disgusto de haber tratado con esta raza subhumana que constituyen los Administradores de Edificio, los Consorcios, los porteros y los empleados de inmobiliaria.
No son una raza mala, corrupta, oportunista y asquerosa al trato en si, sino más bien, si, son exactamente todo eso.
Esta no sería la excepción, por supuesto.

Ese día tenía pendientes dos materias que rendir, lo que no hacía maravillas con mis niveles de tolerancia.
Vamos con el dinero y los papeles a que nos atienda este muchacho de actitudes extrañas para alguien que depende de su venta.
Cualquier consulta o consideración hecha por nosotros, o mejor dicho, por mi, arrojaba de su parte una negación absoluta. Hasta berrinchosa, diría. Sin motivos, solo las cosas no eran posibles BECAUSE FUCK YOU, THAT'S WHY.

El monto en garantía, eran unos miles de pesos dejados para poder presentar el resto de la documentación durante los días siguientes.

Fun fact: Uno pensaría que el dinero "en garantía", garantiza que el inmueble sea alquilado por el garante, en este caso, y no se devuelve si por culpa de este no puede efectuarse el contrato. Por ejemplo, si la garantía es trucha, no puede pagar, se arrepiente, etc. La suma queda en poder de la inmobiliaria por el tiempo perdido del inmueble en el mercado.

Bueno, si eso aprendieron en la Escuela de Empleados de Inmobiliaria, vuelvan en Marzo, ignorantes del orto.
La moda ahora es que una garantía sirva para que un antro de estos te de 48 horas de plazo para presentar la totalidad de la documentación, sin perjuicio, que puedan dejarla sin efecto sin motivo alguno, o sea, que alguien ofrezca más o te niegues a hacerle un paragüitas por abajo del escritorio, por ejemplo.
Claro que Marcelo nunca sabe cuando repartir sus paragüitas, algo que ocasiona más de una situación incómoda.


Luego de una discusión retardadísima por la negación a poder pagar los servicios en otro lado que no fuese Pago Fácil o la espera de un día más en la entrega de la documentación producto de la falta de tiempo por tener a mi hijo internado otra vez, se dejó el dinero, fui a rendir y seguí con la otra parte del plan: MUDARSE.


LA MUDANZA

La mudanza contó con los peones de siempre. Para proteger sus identidades vamos a llamarlos "Cala", "Fabi", "Marta" y "Ayax Saraintaris". Contamos también con la participación especial de la camioneta del tío de Marcelo.

Ya con casi todo empacado, las cosas seguían generándose espontáneamente en cada habitación existente. Llegó un momento en el cual simplemente, empezamos a sacar cosas a la vereda para dejarlas ahí. El agotamiento nos hacía renunciar a nuestras pertenencias.
Estas cosas tenían una duración de 0,25 segundos en la calle antes de ser cargadas nuevamente al departamento de abajo, por la ya famosa "loca de los gatos".
La señora entraba todo lo que sacábamos sin distinguir entre muebles, ropa, restos de comida o basura. Se llegaron a ver tirados en la calle entre todas nuestras cosas regadas por la cuadra, "Vales" por la cantidad de "una patada en el culo" con la cara de Marcelo y si, me gustaría TANTO estar inventando esto.






(Cámara testigo)


Eventualmente, dejamos a la loca de los gatos agarrándose de los pelos con los boliavianos y los judíos por la cosas que quedaban remanentes en la vereda. Sigo afirmando al día de hoy que a esa escena solo le faltaban tres enanos y un tigre de bengala.

Dos viajes en camioneta después, estábamos mudados.


OR WERE WE?


Al volver para entregar las llaves del departamento, ya sin camioneta, nos encontramos con algunos "olvidos" de Makai. A saber:

1) Un gato.
2) Una perra.
3) Una planta de dos metros de largo.
4) Una planta de un metro y medio de alto
5) Varias plantas más de un metro.
6) Un chango de supermercado.
7) Una bolsa de consorcio de ropa.
8) Aproximadamente, tres bolsas de consorcio de cosas más.
9) Tender de ropa.
10) Escobillón, secador de piso, pala, elementos de limpieza, una frazada y varios artículos más tan relacionados entre si como yo y un partido de izquierda.


El problema en la logística era evidente pero solucionable en cierto modo: el Cala pudo llevar dos plantas en su auto antes de despedirse.

Si alguna vez quise saber lo que era ser un árbol de navidad nómade, un perchero sin techo, Lady Gaga viviendo bajo un puente diferente todas las noches, ese día pude experimentarlo al terminar la mudanza A PIE.
A LAS TRES DE LA TARDE.
BAJO EL SOL.
EN UN SOLO VIAJE.

Fuimos caminando de un departamento a otro, literalmente, con bolsas de consorcio atadas al cuerpo, changos con animales adentro y cosas colgando de las extensiones de cuanto elemento erecto pudimos encontrar.

Sucios de mierda. Se rieron por dentro.

Es así, como fui con un palo de escoba y uno de secador cruzados en la espalda, crucificada por todos sus sucios pecados de fornicación premarital (no es como que exista otro tipo), arrastrando cosas atadas a los extremos como si fuera un Chavo del 8², que llegué a mi nueva morada.
Marcelo llegó atado al otro extremo de la correa de la perra.




 
THE MONEY PIT

Había llegado la hora de dejar cada pertenencia en su nuevo lugar asignado. La ropa en los hermosos placares, los muebles en el ambiente pertinente y la decoración donde aplicara. Esto, fue generador de varias situaciones que le pusieron el sello a la verificación técnica realizada por nuestro paciente cero del virus de inutilidad humana.

El departamento tiene la particularidad de ser... grande. Por esto, puede volverse difícil comunicarse de cuarto a cuarto y es común que deba buscarse al interlocutor de un ambiente a la vez para comunicarle que cagada se ha mandado. Realmente, no suele haber otros temas de conversación.
En este caso en particular, necesitaba cambiar una lamparita, pero Marcelo no respondía a ningún grito de ayuda.

Me apersono al cuarto del niño para buscarlo y me quedo con el picaporte en la mano.
Lo busco en el baño y me quedo con el picaporte en la mano.
Abro nuestro cuarto y deduzco por el nuevo picaporte en mi mano, que del otro lado Rivera se había quedado con el otro extremo en algún momento de la tarde.

Por un momento, empecé a dudar que tuviese picaportes por manos y ya.
Se me pasó unos días después.


En ese momento, decidimos tomarnos un descanso y tomar un rico café que levantara el espíritu.

Ponemos la pava e inmediatamente comienzo sentir olor a gas, que según la creencia popular, solo vive en mi mente.
Hacía mucho calor, por lo que prender el aire acondicionado de la cocina era el paso lógico. Me imagino que hubiese sido de mucha ayuda ya que un aire acondicionado funcional si, efectivamente, solo vivía en mi mente.

Obviamos eso y comenzamos a hacer una lista de "reparaciones menores pendientes" mientras terminábamos de merendar y nos alistábamos para seguir con el acomodo de ítems.

Llegada la noche, exhaustos, solo pretendemos pegarnos un baño, pedir una pizza y pasar a mejor vida hasta el otro día.

El primer turno en la ducha era de Makai. Se lleva todos los elementos y se dispone a gritarme "SE APAGO EL CALEFÓN!" en posición fetal desde la bañera y con cara de "No duermo, jabón me come".
Voy a verificar y la llama estaba tan viva como el matafuego de mano de Marcelo cuando ve una señorita de imponente globología en el subte.
Se lo comunico para obtener en respuesta un contundente: "No tenemos agua caliente".

Siendo esto anotado y ante la eventualidad de lidiar con una de esas cañerías exóticas que requieren el abrir canillas en forma completamente random en orden de obtener agua caliente en otra canilla completamente random, comienzo a girar cuanta llave de agua se cruza en mi camino.
Así descubrimos que la propiedad venía con una amenitie no informada: El Bidet Fuente.



La forma caótica en la que comenzó a repartir líquidos por todas partes, era digno de un casino de las Vegas.

Mojados, sucios, decepcionados y enojados, decidimos terminar con ese día ahí mismo. Pedimos una pizza y nos vamos a esperarla a la cama sin nada más que hacer ni vecino con WI FI sin contraseña.


En el silencio de la noche de Flores a esa altura, es decir, donde el ruido, los gritos, el tráfico, los camiones de basura y la música del salón de fiesta a 50 mts. No te deja ni pensar, suena el portero con el arribo de nuestra cena.
Alegria!

Luego de agarrar el aparato para comunicar que estábamos bajando a buscar y pagar este sagrado servicio de delivery, la atención queda fijada al portero en si, a este pedazo de plástico con cascabeles por dentro que no parecía tener ningún otro uso que no fuera decorativo. 
Claramente, tampoco teníamos portero.


Mientras un Rivera resignado bajaba antes que el cadete se fuera puteando a nuestra genealogía completa, me dispuse a pasar los carteles de chapa inmensos que ofertaban el alquiler del departamento a un solo balcón. Con la promesa de no verlos más, utilicé lo último de mi fuerza para engañarme a mi misma, dado que lo vería todos los días por el próximo mes y medio que se tomaron en la inmobiliaria para pasarlos a buscar.



Un día nuevo estaba en pañales y nosotros, también. Es lo que pasa cuando no tenes agua ni para limpiarte el culo. Innovas.

Noches coloridas esas primeras. Aprendimos mucho sobre el negocio de las putas que tienen parada exactamente en la puerta de nuestro edificio. También aprendimos del target de su clientela, de formas originales de gritarle a los cielos cuando quedas ebrio tendido en la esquina y hasta lo que pasa cuando a alguien se le prende fuego el auto (con gas) y decide bajarse mientras lo deja corriendo para que termine explotando en la otra esquina.

También aprendimos a dormir como si fuera de día, gracias a la luz de la calle que está alineada con el balcón de nuestro cuarto. Pero creo que la mejor enseñanza fue "donde dejar la basura".


Ese día, Marcelo baja con la bolsita de Carrefour llena de elementos que el idioma español es incapaz de describir con palabras, signos o gestos. Aunque ignoro si hay gestos en otros idiomas que puedan. 

Se apersona a la esquina de enfrente, sede barrial de la basura y donde estamos seguros, se hace política. Quizás el vecino de enfrente tenía razón, quizás ese no era lugar para colocar la basura y estábamos interrumpiendo una sesión del PJ. Asimismo, el intento se dio de la siguiente manera:


* MJ tira la bolsa de basura junto a la montaña de otras bolsas de basura*
* Bolsa de basura le vuela a la nuca*

-TU BASURA TIRALA EN TU ESQUINA, EH?
-...Perdon?
-ACA NO VENGAS A TIRAR TU BASURA.

/MJ mira la PILA de basura en esa esquina

-Ok, esta bien
-NO, ESTA BIEN NADA, HACELO Y YA.
-Bueno
/MJ agarra las bolsas y las acomoda en la esquina.

- Me lo podes pedir bien
-Y VOS PODES TIRARBASURATULADOBASURAESQUINABLEEERGH


Rivera sube, nos reímos y seguimos en espera en el teléfono de atención al cliente de Telecentro.
No, no se perdieron la parte en la que contaba cuando había llamado porque el tiempo de espera siempre es infinito, consecuentemente, no tiene principio ni final.

Telecentro me comenta que es posible que un técnico fuera a evaluar la situación en "15 a 20 días hábiles". "O sea, un mes más o menos", le digo a la chica, quien me negaba esa matemática loca mía.
Una vez que el técnico llegara, yo debía presentar una carta a la administración pidiendo permiso para instalar "una caja" que podía tardar de "15 a 20 días habiles". "O sea, minimo, dos meses para tener el servicio", matemática nuevamente negada.

Al parecer, en los confines de esa empresa, las leyes de la física (y muchas otras) son alteradas de una manera inusual para el monótono ojo humano. Claramente, el concepto matemático en cuestión, era uno del cual no estaba al tanto.

No podía esperar tanto tiempo para tener estos servicios, motivo por el cual, llamo al gorilón de Cablevisión. No podía fallar! los técnicos solo tenían una semanita de espera para pasar y fueron ansiosamente esperados.

Una particularidad del departamento, es que todos los cables del servicio de canal por cable, pasan internamente por las instalaciones de luz. Es decir, por adentro de las paredes. Algo muy paqueto, porque quita de la vista esos horrendos cables negros.
Como todo lo negro, debe esconderse de la vista pública.

El hecho fue confuso. Los técnicos no habían comenzado su día con unas particulares ganas de trabajar y dijeron que volverían al otro día a terminar el trabajo, ya que había algún cable por ahí en mal estado y perderían mucho tiempo bajando uno nuevo de la terraza.

Esperados nuevamente fueron, esta vez en vano. Si no llamaba al otro día para preguntar que pasó, iba a llegar primero el Tren Bala a Flores antes que los técnicos.

La respuesta de Cablevisión fue "los técnicos dijeron que fueron y no había nadie", dejándome solo la opción de reprogramar la visita. Claro que esta vez querían hacerme esperar 15 días más. Hábiles.

Luego de varias quejas y de ver como deben tener tantos clientes que les importa muy poco perderlos, un día me comunican que los técnicos iban a pasar por la casa. Al pedirle al operador que no me mande a los mismos, el empleado de call center profesional me dejó saber muy educadamente que "usted haga lo que quiera señora, si los quiere atender bien, sino, realmente no me importa lo que haga", y me cortó.

Que bueno es empezar los contratos por servicios con el pie derecho.



UN MONTON de dinero después, pagado a un instalador para que dejara los cables en condiciones, los técnicos vinieron, hicieron una conexión equivalente a prender un switch de luz y se hizo la Internet. Y el cable. Y el vecino.



Ya hacia el término del asentamiento en nuestro nuevo hogar, me dispongo a poner ropa a lavar mientras riego las plantas y le doy  toques finales de limpieza general.
Preparo el tender, cuelgo la ropa y comienzo a precalentar el horno para los milanesas del almuerzo cuando suena el timbre. Pero no era el timbre que sonaba como un pedo bajo el agua, era un timbre de casa de clase media alta, de esos que hacen "ding dong!", casi como una onomatopeya.
Era nuestro vecino de abajo!! Que bueno, nos había venido a dar la bienvenida?
En cierta forma, lo hizo:

 
- Hola, como estás, yo vivo abajo, todo bien?
- Sisi, gracias.
- Bárbaro. Te venía a decir que está prohibido colgar ropa.
- ...
- Si, también vi que tenes plantas.
- Si...
- Está prohibido también. No se pueden tener plantas.
- Ah?
- Si, aparte, no se puede mojar el balcón ni nada, porque tiene caída a la calle.
- Lógico, claro, por eso tiene platos abajo las macetas.
- Claro, pero está prohibido.
- Ok.
- Y la ropa también. Tenés que llevarla a la terraza.
- La del séptimo piso?
- Si.
- Donde no llega al ascensor?
- Si.
- Donde se puede entrar por el palier que está cerrado con llave o subiendo todos los pisos por escalera?
- Si. En los balcones no se puede poner absolutamente nada.
- Pero son... míos.
- No, son de todos y nadie puede ocupar un espacio de todos.
- Pero cada uno hizo de su palier lo que quiso... los ascensores tienen llaves en cada piso para que nadie entrar al piso después que llegó el dueño.
- Los balcones son DE TODOS y tienen que estar VACIOS. Disculpá eh. Chau.
- ...



Con el tiempo volvería en plena ola de calor, porque le caían unas gotitas del aire acondicionado en la esquina de la baranda de su balcón por haberse llenado el contenedor que le habíamos puesto.
O a cruzarnos en la calle para picarescamente "no sorprenderse" por la perra que teníamos, ya que aparentemente lo "despertaba a ladridos todos los días a las 8 de la mañana". Evento raro, considerando que la perra no ladra y a esa hora está durmiendo con Makai.

Esto sería menos grave si no nos robara el diario los sábados.



Pero bueno, ya estaba casi todo. La lista de arreglos iba cumpliéndose de a poco y los electrodomésticos comenzaban a utilizarse más o menos regularmente. Casi tan regularmente como las lámparas se quemaban. A veces en poderosa explosión.


Ese famoso día, pensé en hacer milanesas en un horno eléctrico, porque CLARAMENTE, la cocina tenía una fuga de gas importante que nos apartaba de poder cocinar tranquilamente en ella.

La escena a continuación, es una representación EXACTA de lo que sucedió al prender la luz del comedor mientras la cena estaba en sesión y preparábamos el baño a baldazos por el agua caliente que no teníamos:




Para ser honestos, la bañera no atravesó el piso en caída libre hacia la libertad de su opresor régimen de pastina.
Lamentablemente, no puedo decir lo mismo del vanitory y la pileta.




Creo que podemos convenir que encontré en esta experiencia, un nicho inexplorado de negocios en la explotación de un Marcelo Rivera.

Si necesitan hacer una inspección general sobre el estado de algo en el subrubro "seguridad e higiene edilicia", este es su hombre! Llamen al 0-800-MAKAITELAMIRA y en cinco minutos obtené tu certificado de servicios de MiMaridoEsunInutil.
Te lo vas a perder?!!!


Yo que vos, si.