martes, 9 de agosto de 2011

El Origen del Mal





Es innegable que ese departamento necesitaba algún tipo de contra-gualicho. Un muñeco en forma de jugador de Argentino Juniors lleno de alfileres, un té de jazmín y pendejos, dos pañuelos atados o una gallina sin cabeza enterrada en forma vertical con cinco escupitajos a dos metros de distancia caminando hacia atrás y girando la cabeza a contra reloj mientras se repetía 10 veces "sal espíritu, sal".


?

O algunas de esas cosas que están científicamente probadas, como mis habilidades sexuales con gente imaginaria o el Reduce Fat Fast.

Entrar a ese temible lugar en aquella tierra lejana y embrujada que los viajeros solían llamar "La Paternal", erizaba la piel.

No exagero, fantaseo ni miento cuando sin vergüenza les cuento que al día de la fecha, en cuanto por accidente ponemos un pie o una rueda en ese barrio, las manos se apersonan apresuradas a los testículos izquierdos y los senos derechos con absoluta impunidad. A veces, hasta con testículos y senos propios.




Podría comenzar a enumerar la vida y obra de esa tierra mitológica haciendo de este update un sin fin de momentos divertidos para toda la familia, pero no lo voy a hacer.

Si tienen quejas al respecto, pueden escribirlas en una hoja, doblarla bien chiquitita, meterlas adentro de un sobrecito bien pero bien chiquitito (preferentemente sin bordes filosos), sellarlo bien con saliva y depositarlo en la urna que a tal propósito se encuentra en la sucursal de "Mi Marido es un Inútil" más cercana a su domicilio.

















Qué? pensaron que iba a decir que se lo metieran bien en el fondo del ojete?
Pero que ordinarios.


Déjenme darles un tour virtual al lugar que ha sido mi primer departamento de soltera.



El aviso decía:


"Dos ambientes en un barrio DI-VI-NO. Tiene un hogar, un hermoso balcón a la calle y es un chiche. GRAN OPORTUNIDAD!".

La presentación por parte de la inmobiliaria al momento de la visita fue algo así:



"Vamos a comenzar por este enorme living, divino, color maíz... pero le podes cambiar el color si queres. Hermoso balcón! mirá! todo sol. Por acá tenes el baño completo con bañera, la cocina RE GRANDE! y el lavadero cubierto así no tenes frío en invierno... y el cuarto. Habría que lavarle la alfombra quizás. Listo para mudarse!!

La traducción de "Empleada de Inmobiliaria" a "Humano" es:


"Vamos a comenzar el recorrido por este increíble dos ambientes por la puerta. Pueden ver una ventana con un pequeño balcón, nada a su derecha, nada su izquierda, excepto paredes amarillo sucio y un hermoso hogar para no morir en el invierno. Las ventilaciones para su uso dejaron de estar de moda en 1986, por lo que cuenta con un moderno sistema de nano ventilación a través de los poros de la pared y aeroventilas en las grietas de los vidrios.

Eso que está en el balcón tirado, una vez fueron las persianas.

Ahora síganme a este pequeño pasillo donde verán la primer puerta hacia al baño, el cual tiene el depósito de agua roto, manteniéndose así hasta que se abandone el edificio definitivamente. Es importante destacar que los zócalos de madera se salen de las paredes y terminará usando uno para que no le rebalse la mochila arriba del inodoro.
La próxima puerta será la cocina, donde el calefón se romperá un promedio de 17 veces al año, la cocina se prenderá fuego hasta que la cambie por una nueva y el lavadero será sede de un cachorro que le arruinará la vida.

Por último, el cuarto. Lugar súper amplio de 3 a 2.5, con placard empotrado que se llevará sus dedos del pie derecho en un año y una alfombra que fue utilizado como sanitario por gatos, perros, ornitorrincos, zorrinos y la familia Gutierrez.

Aquí tiene las llaves, que lo disfrute.

Ah, por cierto, espere que se le mude un Marcelo de a un comic a la vez en más o menos... 10 minutos.

Adiós!"


Así comenzó esta aventura.

Luego formalizamos antes Dios (?)


LA RUTINA:


El tiempo pasó y nos establecimos. Ya tenía muebles, electrodomésticos y una rutina.
Trabajaba a unas 10 cuadras por lo que mantenía mi hipermegauberexplosiva figura caminándola.

Por entonces, un cambio de horario en el trabajo del Sr. Rivera me obligó a tomar una niñera.
(Si, en el medio de toda esta relación extraña hay un niño sufriéndonos. Me daría lástima si no me hubiese hecho fumar a Barney dos años de mi vida.)


Ahora, acá es cuando entramos en el campo más subjetivo del asunto a la hora de tomar una persona para que trabaje con uno.


Que se yo, quizás es que yo soy MUY jodida, no? pero me gusta que cuando le hablo a alguien, mi interlocutor aunque sea mueva la cabeza para indicar a mi tonta y lerda persona que el mensaje penetró al cerebro a través del oído interno siguiendo las redes neuronales pertinentes. O que si alguien va a cuidar a mi primogénito, no resulte que lo hace a escondidas de su marido... porque no queda bien que exista pánico a que yo la llame a la casa o nos comuniquemos como si estuviésemos traficando drogas en la puerta de un colegio.

O DE REPENTE, que no me pongan un ultimátum a las tres semanas de estar trabajando, dándome a elegir entre "tomarla cama adentro o buscarme otra", en un tono de ofensa y engaño, como si la hubiese traído de un país limítrofe para terminar regenteándola por hora en el rubro que ya no existe... y en un departamento de DOS ambientes donde viven TRES personas, verdad?






OJO, puede que sea yo con mis humos de "patrona". Es también una posibilidad viable.


Pero bueno, era lo que teníamos en el momento y es nuestra actriz de reparto en esta historia llena de emociones, violencia y putas.

Si, putas. Porque nos acordamos de todas ellas en todas sus formas por la duración de un contrato de alquiler.



EL NACIMIENTO DEL "INNOMBRABLE":


Todos tenemos esos días en las cuales maldecimos la fertilidad del esperma de nuestro padre o a nuestras madres por ser Pro-Vida. Pero bueno, nos levantamos, nos lavamos la cara, nos vestimos y salimos con aire victorioso hacia el mundo esperando que este no nos mate de alguna forma humillante. No sé, digamos, vestidos de empanadas en J. B. Alberdi o repartiendo panfletos de Frente Para La Victoria.


No hace falta remarcar que en el "Innombrable", esas cosas eran TODOS los días, pero este en particular fue uno del que tardamos mucho tiempo en volver a hablar. Algunas cosas simplemente deben ser enterradas lejos de la humanidad.



A menos que claro, me de paja escribir el update original y necesite otra cosa con que taparlo, se entiende.



Ese día comenzó con el típico corte de luz, calefón roto, salida a las apuradas, colectivo que no para, tráfico... y la tendencia no se hizo esperar.

Yo trabajaba en una empresa "particular", digamos. Y por particular no quiero decir "tenía un nuevo rico asqueroso a la vista y al trato que tenía erecciones al humillar a cuanto empleado se le cruzaba mientras se encerraba en su despacho a contar sus autos de colección y hacerse tirar la goma sin que nadie lo molesten mientras decía que estaba haciendo terapia", no. En lo absoluto.

Pero si.

Siendo un día normal el descripto, no hace falta trazar una imagen de cómo era una jornada laboral "mala" o encuadrada en un día de los popularmente llamados "de mierda".


Este fue el caso. Agravado claro, por el hecho de que no había cobrado y se habían atrasado ya dos semanas mientras el Director pasaba a la mañana y se reía de que sus empleados no llegaban a fin de mes.

Literalmente.



Pero bueno, Marcelo tenía sus propios problemas. Para estar al tanto, pueden remitirse al update con las cartas documento y su pintoresca resolución.

El día llega a su fin y cada uno por su lado, emprende el largo camino a casa.

Yo llego primero. Me arrastro del ascensor al pasillo e introduzco la llave.
La llave se traba, como de costumbre. Nada que me extrañara. Menos aún ese día.
Vuelvo a intentar. Se traba nuevamente.



Le pido a la niñera que intente abrir desde adentro y es entonces cuando escucho un estruendo metálico. De alguna manera, la cerradura se había "activado".



Si señores, este sucucho tenía una puerta blindada que cerraba en 6 partes diferentes, incluido el piso y el techo. Oficialmente, mi departamento se había transformado en una bóveda.


Lamentablemente, del lado de adentro estaba mi hijo de 3 años acompañado de un potus con ART.































































Sin saber qué hacer, sin crédito en el celular, sin manera posible de indicarle a la niñera que busque el teléfono de un cerrajero en una computadora (lo que hubiese sido como darle instrucciones por teléfono sobre como limarle el chasis a La Estrella de la Muerte a una maestra de primer grado o un cardumen de neones -para el caso es lo mismo-), ni dinero en efectivo... solo atiné a sentarme en la escalera a esperar a Marcelo, mientras trataba de no escuchar los reclamos del niño.



Una hora después, nos encontramos en el edificio y le doy un breve resumen de la situación. La única alternativa era ir al cajero a sacar dinero y emprendernos a la búsqueda de un especialista en pelotudos que traban las puertas.



9.30 PM. Banco:


Yo: Bueno, cuanto decís que saque?
Marido: 400?
Yo: Ok.
Marido: Tenés?
Yo: Si si, me aseguraron que hoy tenía la plata a la tarde.
Marido: Ah, ok.

*Ingreso de PIN. Chequeo saldo. Saldo 0 pesos*




Yo: Ay, la puta madre. HIJOS DE MIL PUTA!
Marido: Pará, pará. Yo tengo que tener algo. Espero que alcance.

*Ingreso de PIN.*
*Código Incorrecto*

Marido: Ay, que boludo.
Yo: Dale otra vez.


*Ingreso de PIN.*
*Código Incorrecto*

Marido: Ay, LA PUTA MADREEE.
Yo: Dale otra vez ¬¬


*Ingreso de PIN.*

*Código Incorrecto*


Marido: ...
Yo: Vos sos pelotudo?
Marido: NO, PARA, PARA. YA SE.

*Ingreso de PIN.*
*Código Incorrecto*
*Tarjeta Retenida*







Yo: PERO LA RE PUTA QUE ME PARIO!
Marido: ._.
Yo: ...
Marido: ...
Yo: PARA PARA
Marido: Que?
Yo: ME PARECE que tengo giro en descubierto.
Marido: Uy, fijate!
Yo: Para, vamos al otro cajero porque acá te retuvo tu tarjeta... hrmm... mejor vamos a aquel.


*Ingreso de PIN.*
*Código Incorrecto*


Yo: Pero que...
Marido: Para, para. Tranquilizate. Estas nerviosa. despacio apretá.


*Ingreso de PIN.*
*Código Incorrecto*


Yo: PERO LO ESTOY PONIENDO BIEN, LA PUTA MADRE.
Marido: A ver, esperá, lo pongo yo.


*Ingreso de PIN.*
*Código Incorrecto*


Yo: No, para, lo estamos poniendo bien. Recién entramos.
Marido: Vayamos al otro cajero, no sé qué le pasa a este.
Yo: Ok. Yo sé que tengo giro. Me acuerdo ahora de haber visto cuando firme para la caja de ahorro.
Marido: Bueno, joya. Vamos los dos juntos.


*Vamos ingresando el password mientras lo repetimos en voz alta*
*Ingreso de PIN.*

*Código Incorrecto*
*Tarjeta Retenida*






10.30 PM. En la puerta del cajero.

Yo: Boludo, tenemos el nene encerrado. No tenemos plata y la que tenemos, no la podemos sacar del banco hasta las 10 de la mañana.
Marcelo: Y si buscamos un cerrajero y que nos aguante hasta mañana?
Yo: Quien carajo nos va a hacer un trabajo a esta hora sin... esperá.
Marcelo: Que?
Yo: La tarjeta de crédito.
Marcelo: No creo que acepten.
Yo: No boludo, tengo adelantos del efectivo del cajero.
Marcelo: Te acordas el PIN?
Yo: No :(
Marcelo: ...
Yo: Nunca saqué y te mandan un sobrecito con un número. Nunca lo cambié. Pero creo que era esta... veni.


*Ingreso de PIN.*
*Código Incorrecto*
*Tarjeta Retenida*



Yo: Ooook, sin previo aviso. Ok.
Marcelo: Que hacemos?
Yo: No se. No puedo pensar sabiendo que le nene está encerrado desde hace horas.
Marcelo: Bueno, vamos a buscar una cerrajería, le pagamos después.
Yo: No boludo, con ALGO le tengo que asegurar que le voy a pagar.
Marcelo: Pero no tenemos NADA, que mierda vamos a hacer?Que se lleve una tele.
Yo: La tele que está rota en la cocina esperando ir al service?
Marcelo: Bueno, tampoco la va a probar antes de llevársela.



Así emprendimos el camino al único cerrajero que sabíamos estaba en el barrio. En nuestro bolsillo, las monedas para viajar al otro día.


*Timbre*
*Sin respuesta*
*Timbre*
*Sin respuesta*
*Timbre*
*Sin respuesta*


Yo: Ok. Oficialmente, estamos hasta las manos. Me voy a la mierda, no sé qué carajo hacer.


Así me aleje unas dos cuadras, tratando de pensar como podía llegar a pie a otro cerrajero, sin saber donde había uno, sin dinero y sin alarmar a la niñera que por algún motivo, no atendía el teléfono. Nunca. Ni siquiera en esta emergencia.

Finalmente Marcelo vuelve y milagrosamente, el cerrajero si atiende el timbre esta vez.


Luego de explicarle la situación, nos tranquiliza diciéndonos que no hay ningún problema, que podíamos pagarle al otro día. Fue en ese momento que juré venganza y misteriosamente, explotaron un par de bombas en los cajeros un tiempito después.

Coincidencia?



NO. Lo hice con la mente.

Bueno, quizás el que puso las bombas ayudó. Pero principalmente fue lo que acabo de decir.


En fin, sigamos con la historia. No sé de dónde sacan esa putísima costumbre de sacarme de la línea original cada vez que empiezo a contar algo.

Maleducados de mierda.


Interrumpiéndome todo el tiempo.


Parecen chicos, eh.




LA RESOLUSIÓN:



11.00 PM


Apostados en la escalera, discutiendo nuestra suerte, escuchamos al cerrajero que ya había recogido sus herramientas y había llegado hasta nuestro domicilio.

Salimos a recibirlo a la vereda y ahí estaba:






Parecía legitimamente listo para comenzar a trabajar.



Se acerca a la puerta y le apoya las manos cuidadosamente, casi como si estuviese rellena de nitroglicerina.
Le apoya el oído y da un paso para atrás ejecutando una mueca.
Se agacha y mira por debajo, para incorporarte con otra.
Saca un cartoncito peculiar de un bolsillito y lo pasa por un costado.
Se lleva la mano a la pera mientras piensa en que uso podría darle a su chicle, su clip de metal y una agujeta de sus zapatillas. Finalmente, en un solo movimiento cual Billy The Kid, saca esto de su cinturón.






Comienza a trabajar suavemente, probando con un sus nanoherramientas de a una por vez. Primero una pincita que parecía de depilar, luego un alambrecito pequeñísimo, luego tocaba la puerta y movía el picaporte de un lado hacia otro mientras con audio latino y voz de Goku decía "oh, es lo que me temía, esta puerta... ES BLINDADA!"





Lo seguíamos de cerca esperando que saque un estetoscopio y lo apoyara para escuchar el sistema de seguridad antes de abrir el Cofre de La Felicidad. Pero no. Siguió utilizando técnicas que desafiaban la lógica, pero de alguna manera parecían innovadoras.


Aproximadamente una hora después, se vuelve hacia nosotros y nos da una ojiva nuclear desactivada, pero le recordamos que lo llamamos por la cerradura.


Seguimos observándolo detenidamente ya que es sabido que somos criaturas que se fascinan con los cambios de colores.
Este hombre ya no sabía qué hacer, había probado casi todo su repertorio y se estaba quedando sin capítulos.

Finalmente nos pregunta que tan apegados estábamos a la puerta, lo que naturalmente, tomamos como un chiste.
Todos nos reímos y se pasó al escalón siguiente: la fuerza.



Acá es cuando se saca la camisa y queda en camiseta. Comienza a forcejear con una palanca como si estuviese de nuevo pasando por su pubertad.
Entre fuerza y fuerza, se nos ocurre preguntar cuando nos saldría todo el asunto... aproximadamente. Despacito, con una voz entre tímida y temerosa.

Ese cuello dio un giro de 180 grados para respondernos con una sola mirada.




Marcelo y yo, tragamos saliva al unísono.

Segundos después, la palanca de metal caería estruendosa sobre el piso.
Silencio de radio...





+




+





DOS patadas con la furia comparable a quedarse encerrado con Nicolás Cabré intentando actuar o en la cocina mientras Marcelo Rivera lava los platos y canta al mismo tiempo, fueron suficientes para tirar la puerta abajo.







Literalmente.



Se nos ocurrieron muchas cosas para decirle a la dueña del departamento. Desde que su mágicamente la puerta se cayó sola sin que nadie la tocara, hasta que nos habían querido robar...


Pero al final, la verdad prevaleció. Solo que tampoco nos matamos por hacérsela saber.
















































Epilogo:



Luego de una jornada para el olvido, prometimos saldar nuestras deudas al otro día, como siempre, excepto que esta vez SI pensábamos cumplir. Y así, con un hueco en un pedazo de madera inservible y con una cerradura nueva que nos protegiera de la más mismísima nada, nos entregamos a la cama.

El niño se había dormido desde hacía horas y lo único que se pretendía era un buen baño caliente, un suspiro y un colchón.



Recojo mis pertenencias, me apersono al baño, me despojo de mis ropas y poso mis delicados pies casi "40" sobre la fría porcelana de la bañera. Una vela iluminaba el fondo, producto de una lámpara recientemente quemada que se rindió ante la presión de semejante día.



Muy delicadamente llevo mis manos hasta la canilla y la giro hacia la derecha. Mis pulmones se llenan de aire esperando el alivio instantáneo del húmedo candor sobre mi rostro.

En ese breve segundo entre mi ansiada espera y que las gotas calientes, tan pacificas como la lluvia, alcanzaran mi cuerpo, recuerdo que el calefón estaba completamente hecho mierda.




2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Hermoso. Un poco corto. Me quedé con ganas demás.

    Si desean llevarse las que me sobraron, pasensé, cuchara en mano, por la siguiente dirección:

    Calle Long Ines 20
    CP 0205, wala wala
    Washington

    ResponderEliminar